Distancia razonable
¿Quién ha jugado al monito mayor? Quizás no es el juego más emocionante de la vida, pero aún así muchos conductores hoy lo juegan. Si nos mantenemos siempre «pegados» al vehículo que nos precede, intentando que nadie nos gane el lugar o llegar antes a nuestro destino, estaremos imitando las maniobras que haga ese conductor, incluyendo sus errores.
El no mantener una distancia prudente del vehículo que precede, más allá de ser innecesario e incluso peligroso, resulta en una secuencia de aceleraciones y frenadas continuas, que hacen que el motor consuma mucho más de lo necesario para un mismo tramo, sin ganar un tiempo considerable en el viaje.
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Cada vez que presionamos el freno estamos transformando la energía de movimiento del vehículo, llamada Energía Cinética, en calor, sonido y otras formas de energía no recuperables. En otras palabras, al presionar el freno estamos perdiendo energía, liberándola al exterior de forma irreversible. Si aún no llegamos a nuestro destino, tras presionar el freno querremos retomar la velocidad que traíamos antes, por lo que deberemos… ¡exacto!, presionar el acelerador, pidiéndole más potencia al motor e incrementando el consumo de combustible.
Una buena parte de este gasto se reducirá cada vez que evitemos presionar el freno. Pero claro, solo si tenemos una distancia prudente con el vehículo que nos antecede podremos aplicar este consejo.